LOS COTSWOLDS 2107: Entre pueblos, naturaleza y el primer té

Lunes, 12 de Junio de 2017.
Al igual que la noche anterior, habíamos dormido estupendamente y, por supuesto, volvimos a repetir el delicioso desayuno, para comenzar el día con energy. Eso sí: madrugamos un poquito más porque teníamos muchos planes por delante.

El primer lugar al que nos dirigimos fue la localidad de Moreton-in-Marsh, una ciudad mercantil fundada en el siglo XIII, que era uno de los puntos principales de la calzada romana conocida como Fosse Way. De hecho, la carretera sigue llevando este mismo nombre. Del hotel al centro de la ciudad, donde aparcamos, llegamos en apenas 15 minutos.
Como suele ser habitual, y os contaba en la entrada anterior, presidiendo el pueblo se encuentra el Market Hall, en plena High Street, y fue junto a esta edificación donde dejamos nuestro Auris.

Market Hall en Moreton-in-Marsh

El Market Hall fue construido entre los siglos XVII y XVIII, al igual que la mayor parte de las elegantes casas de esta calle:

casas típicas en Moreton-in-Marsh

hotel de estructura típica en Moreton-in-Marsh

Para los amantes de la literatura de JRR Tolkien, este pueblo es un «lugar de peregrinaje». Y es que se dice que fue aquí donde el autor se inspiró en el pub The Bell Inn -situado también en High St- para crear «El poney pisador», que aparece en su famosa obra «El Señor de los Anillos».

pub The Bell Inn en Moreton-in-Marsh

placa del Bell Inn en Moreton-in-Marsh

Dando un paseo por Moreton, que a esas horas aún estaba muy tranquilo, vimos una de las muchas tiendas de antigüedades que se pueden ver en Los Cotswolds y, como nos llamó la atención, decidimos entrar y echar un vistazo. ¡Qué chulada! Vimos un montón de cosas que nos encantaron, especialmente, la parte trasera de la tienda, donde descubrimos un jardín con esculturas hechas de madera.

tienda de antigüedades en Moreton-in-Marsh

jardín de la tienda de antigüedades en Moreton-in-Marsh

Después de una última vuelta, volvimos a coger el coche y nos fuimos a un lugar que, si bien no estaba en nuestros planes iniciales, fue todo un acierto: el Batsford Arboretum. Solamente está a 2 kilómetros y medio de Moreton, así que no nos llevó mucho rato llegar.
Un arboretum -o arboreto- es un jardín botánico dedicado primordialmente a árboles y otras plantas leñosas, que forman una colección de árboles vivos con la intención, al menos parcialmente, de estudiarlos científicamente.
En este caso, el Arboreto de Batsford contiene alrededor de 2.900 árboles, con una gran colección de arces japoneses, de magnolias y de pinos. La entrada nos costó £7.95 cada uno, parte de la cual va destinada a la ayuda para la conservación del lugar.

Al comprar la entrada nos dieron un pequeño mapa con todos los lugares para visitar dentro de los 55 acres de terreno que abarca. ¡Es inmenso! Así que empezamos a caminar rodeados de naturaleza y en soledad. Un verdadero placer…

Batsford Arboretum 1

Batsford Arboretum 2

En nuestro paseo pudimos ver un puente típico japonés y una casa de té (¡cuántos habíamos visto en nuestro viaje a Japón de 2015!)…

Batsford Arboretum 3

Batsford Arboretum 5

…, cuevas…

Batsford Arboretum 6

…, estatuas de diversa índole…

Batsford Arboretum 6

Batsford Arboretum 7

…, y hasta unos obreros restaurando el tejado de los típicos cottages de la campiña; estuvimos un buen rato observando y nos dimos cuenta que es un trabajo verdaderamente artesanal y complicado:

arreglando tejados en Batsford Arboretum

Pero si algo nos llamó la atención en toda nuestra visita, fue lo único que no pudimos visitar: Batsford House. Y es que se trata de una propiedad privada que pertenece a Lord Michael Hamilton Wills, tercer barón de Dulverton.

Batsford House

¿Qué os parece la casita? Nada mal, ¿verdad? No me digáis que no molaría un montón ver una de estas casas por dentro… (y aquí es cuando me lamento de no haber tenido entrada para visitar Highclere Castle, cosa que Vero y Jordi -suertudos ellos- sí que pudieron hacer en su viaje por el sur de Inglaterra).

Cuando finalizamos la visita al Arboretum era ya la hora de comer, así que decidimos quedarnos y almorzar allí mismo, en su restaurante, «The Garden Terrace Café». Nos tomamos un par de platos de los famosísimos fish & chips ingleses (pescado y patatas) que estaban buenísimos. Hombre, no es la comida más rica y sana del mundo… ¡pero a nosotros nos encanta! 😉

Después de la comida «typical English» cogimos el coche y nos fuimos a uno de los pueblos más visitados de Los Cotswolds: Stow-on-the-Wold. ¡Y vaya si lo es! Fue, con diferencia, el lugar donde más gente vimos durante nuestro viaje por la campiña.
Dejamos el coche en el extremo norte del pueblo, en el aparcamiento de un supermercado «Tesco»; ya habíamos leído que podíamos dejarlo allí -para evitar todo el barullo y el hecho de no poder encontrar parking en el centro- y bajar caminando, ya que hay unos 400 metros.

Efectivamente, tras apenas unos 5 minutos de agradable paseo, llegamos a Market Square, una gran plaza que da fe de la importancia comercial de Stow. En ella se llevaba a cabo la feria de ganado más importante del Medievo, donde llegaban a reunirse hasta 20 mil ovejas en un día; a día de hoy, el único mercado que se celebra allí es el Farmer’s Market, todos los primeros jueves de cada mes.
La plaza está rodeada de edificios construidos con la típica piedra de Los Cotswolds y alberga cafés, boutiques, restaurantes…

Market Square en Stow-on-the-Wold

Una de las visitas imprescindibles si se va a Stow es la Iglesia de St. Edward, muy cerquita de Market Square, y considerada una de las iglesias más bonitas de todos Los Cotswolds. Lamentablemente cuando llegamos en el interior se estaba celebrando un acto privado, así que no pudimos entrar; pero no nos preocupamos demasiado porque lo que más llama la atención de St. Edward’s es la puerta de su entrada norte, la cual está literalmente enmarcada por dos tejos, lo que le da una apariencia de una puerta élfica. De hecho, dicen que fue toda una inspiración para «El Señor de los Anillos». Juzgad vosotros mismos:

puerta de St. Edward's Church en Stow-on-the-Wold 1

Sergio en la puerta de St. Edward's Church en Stow-on-the-Wold

Lidia en la puerta de St. Edward's Church en Stow-on-the-Wold

puerta de St. Edward's Church en Stow-on-the-Wold 2

Dimos un paseo alrededor de la iglesia, visitando el cementerio que, como es común en esta zona, está alrededor de ésta. Una pena no haber podido entrar (ya nos había pasado el día anterior en Stratford con la Guild Chapel); nadie nos lo impidió, pero nos daba un poco de corte interrumpir lo que parecía un acto privado…

St. Edward's Church en Stow-on-the-Wold

Tras dejar los terrenos de St. Edward’s volvimos a la zona del centro del pueblo y nos dedicamos a ver las distintas tiendas, galerías de arte, restaurantes… hasta que llegamos a un lugar que nos pareció tan bonito, que no pudimos pasar de largo. Se trata de «Lucy’s Tea Room», un salón de té tan «cuqui» que hasta nos entró el hambre al pasar por allí. Jeje…

Lucy's Tea Room en Stow-on-the-Wold 1

Lucy's Tea Room en Stow-on-the-Wold 2

Sergio ¿nos tomamos el afternoon tea? 😉

Lucy's Tea Room en Stow-on-the-Wold 3

Lucy's Tea Room en Stow-on-the-Wold 4

Lucy's Tea Room en Stow-on-the-Wold 5

Bueno, en realidad no nos tomamos el conocido como «afteroon tea», ya que no teníamos un hambre espectacular y éste siempre conlleva mucha comida; así que nos pedimos el té con unos scones, unos panecillos dulces típicos para acompañar en estos casos, con mermelada casera y clotted cream (una crema parecida a la mantequilla, pero más densa y con sabor muy rico). Nuestro primer té inglés y nos gustó mucho la experiencia; no fue el último, aunque un poco distinto a este… pero eso os lo iré contando más adelante…

Salimos de salón con una «fartura» (palabra asturiana por antonomasia) brutal, así que el paseo hasta el coche nos vino muy bien.
De Stow nos fuimos a la que sería nuestra última visita del día: Bourton-on-the-Water, a apenas 7 kilómetros hacia el sur.

cartel de Bourton-on-the-Water

Este pueblo es conocido como «la Venecia de Los Cotwswolds», por el río que lo atraviesa -el Windrush- y por sus seis puentes, que conectan una orilla con la otra. Curiosamente, todos fueron construidos en distintos siglos.

puente en Bourton-on-the-Water 1

puente en Bourton-on-the-Water 2

A pesar de ser más tarde de las 5, es cierto que había bastante más gente de la esperada y más lugares abiertos. No sé, quizás en Bourton tienen su propio horario…jijiji…
Aprovechamos, por tanto, para dar un paseo por el pueblo, entrar en varias tiendas de antigüedades, en la «Cotswold Perfumery» (una fábrica de perfumes personalizados de la que incluso la Reina Isabel tiene un creado por y para ella)… y para sentarnos un rato junto al río, rodeados de patos.

Bourbon-On-The-Water

Bourton-on-the-Water nos gustó mucho y creemos que es uno de los imprescindibles en un viaje a Los Cotswolds.
Por cierto, como anécdota cinematográfica, en uno de los aparcamientos del pueblo se rodó una de las escenas de «Muere otro día», de la saga de James Bond. Concretamente la del Aston Martin en el hielo, para lo que cubrieron toda la explanada del parking con nieve artificial.

Antes de ir a recoger el coche, paramos en una tienda y compramos algo para cenar en el hotel -algo para picotear, porque después del almuerzo y del té estábamos full– y emprendimos rumbo a nuestro querido Ebrington Arms. Esa era la última noche que íbamos a pasar allí, pues al día siguiente cambiábamos «de base» para seguir explorando territorio inglés… 😉