Domingo, 11 de Junio de 2017.
Nuestra primera noche en la campiña inglesa había sido de lo más tranquila. Como os decía en la entrada anterior, a pesar de que la habitación estaba situada encima del pub, éste cerraba a las 11 de la noche, así que a partir de entonces, el silencio se hizo presente y pudimos dormir como angelitos; además, la cama era enorme y muy cómoda, así que podemos decir que «The Ebrington Arms» se merece la fama que le dan en todas las críticas que habíamos leído antes de ir.
En este tipo de establecimientos suele estar incluido el desayuno, cosa fantástica porque ahora veréis cómo se las gastan los ingleses con la -tan considerada- comida más importante del día:
¡Así se empieza los días, con energía! El plato de abajo es el mío (los huevos revueltos estaban deliciosos y el zumo de naranja, natural, como debe ser); y el de arriba… pues el de Sergio, claro. Yo es que tomar para desayunar salchichas y beans… como que no me lo lleva el cuerpo. Jeje… Además de esto, nos surtían de tostadas de todo tipo, mermeladas, mantequilla, café o té… y podíamos repetir las veces que quisiésemos. Vamos, que pocos desayunos hemos tomado tan completos en nuestra vida.
Y, para mejorar aún más la cosa, las chicas que nos atendían eran de lo más amables y simpáticas. ¿Qué más se puede pedir?
Con el estómago ya más que lleno, a eso de las 10 pusimos rumbo a nuestra primera visita -que nos llevaría la mayor parte del día-: Stratford-upon-Avon.
En menos de media hora llegamos a esta localidad, situada al norte de Los Cotswolds, y conocida sobre todo por ser el lugar de nacimiento de William Shakespeare. Por ello, la mayor parte de las cosas que se pueden visitar allí giran en torno al escritor.
A nosotros, que nos gusta mucho leer, nos hacía ilusión conocer este lugar y aprender un poco más de la vida y obra del bardo, así que decidimos hacer un recorrido a pie que nos llevase por muchos de los sitios que fueron importantes en su historia.
Dentro del recorrido hay varios puntos donde hacer visitas interesantes, así que antes de irnos, habíamos sacado la entrada conjunta a varios de ellos a través de la página web oficial: Shakespeare’s Trust Birthplace. Como suele ser habitual en estos casos, este tipo de entrada sale más económica que si las compras por separado; eso sí: siempre y cuando vayas a entrar a más de un sitio, como iba a ser nuestro caso. Nosotros cogimos la entrada llamada «Town, Cottage and Farm Pass» , cuyo precio fue £23.62 por persona y con el que podíamos tener acceso a la casa natal de Shakespeare, Hall’s Croft, New Place, Anne Hathaway’s Cottage y Mary Arden’s Farm.
Cuando llegamos a Stratford, buscamos un lugar donde dejar el coche y no nos costó mucho: aparcamos en el Recreation Car Park, a la orilla derecha del río y a escasos 10 minutos del centro. Desde allí, cruzamos el Avon por el Bridge Foot y comenzamos «el trail de Shakespeare».
El primer sitio con el que nos encontramos fue el antiguo Old Market Hall, en la rotonda donde da comienzo la calle peatonal Henley Street.
Hoy en día es un edificio que alberga una sucursal de Barclays, pero en la Edad Media era el considerado «mercado de los cotillas», donde las mujeres vendían quesos y mantequilla.
Siguiendo hacia arriba por Henley St, a mano derecha nos encontramos con lo que iba a ser nuestra primera visita del día: Shakespeare’s Birthplace, o lo que es lo mismo, la casa natal del escritor. Originalmente eran dos casas: la de la parte izquierda, la casa de la familia, donde William nació y donde aún se conserva el suelo original, como pudimos ver en nuestra visita; la de la derecha, era el lugar de trabajo del padre del bardo: John Shakespeare.
Como ya llevábamos nuestra entrada impresa, no tuvimos que esperar cola y entramos directamente.
La visita comienza en el Shakespeare Centre, una gran exposición donde podemos ver cómo las obras del escritor han sido interpretadas a lo largo de los siglos; en la sala Beyond Words, se exhibe una colección de memorabilia de Shakespeare, entre la que destaca una copia del «First Folio» (nombre atribuido por los eruditos modernos a la primera publicación de la colección de treinta y seis obras teatrales del escritor) y un cronograma de su vida.
Después de esto entramos a la casa atravesando el jardín, que data de mediados del siglo XIX. En ella podemos ver la sala de estar, recreada de tal modo que muestra el aspecto que hubiera tenido hacia 1570, cuando el padre de William, artesano guantero, era alcalde de la villa; la cama es una réplica de un original del siglo XVI; las paredes están cubiertas con telas pintadas de colores brillantes, que servían como sustitutas de los caros tapices y el suelo es, muy posiblemente, el original. Así que imaginaos: ¡hemos pisado el mismo suelo que en su época pisaba William Shakespeare! Jiji…
Además de la sala, podemos ver el taller del padre de familia, que fabricaba y vendía guantes hechos de piel de distintos animales; aquí se ofrecen demostraciones prácticas de cómo se trabajaba la piel en esa época.
En la parte de arriba de la casa están las habitaciones que se usaban por la familia como dormitorios; según la tradición, William nació en el tercero de ellos, en 1564.
De nuevo bajamos para ver la cocina, que data del siglo XVII y la despensa, donde se exhiben diversos tipos de comida de la época, presentados en piezas de cerámica.
A lo largo de toda la visita nos encontramos con varios guías, vestidos de época, a quienes les puedes preguntar cualquier tipo de duda y quienes te explican aquello que quieras saber. Todos muy majos, en especial un señor que estaba en el taller, con quien estuvimos conversando un buen rato.
Al final de la visita en el otro lado del jardín, un grupo de actores, a quienes les puedes pedir que te hagan una pequeña declamación de alguna obra o canción del escritor. Nosotros les pedimos una canción y el señor que la cantó, después de finalizar, y preguntarnos de dónde éramos, acabó cantando «para bailar la bamba»… ¡Qué alboroto y risas se montó a nuestro alrededor!
Salimos de la casa y subimos por Henley St hasta la otra punta, donde se sitúa la Estatua del Bufón (Jester Statue). En la base de esta estatua se pueden leer citas de sus obras, y en la placa frontal se explica por qué fue donada a Stratford.
Volvimos sobre nuestros pasos por Henley St y, de nuevo en la rotonda que os contaba al principio, tomamos hacia High Street, para hacer la siguiente parada, viendo por el camino otros dos puntos interesantes. El primero era el Ayuntamiento, o Town Hall, con la pintura en su fachada «God Save the King»; este rey era Jorge III, durante cuyo mandato se construyó este edificio para remplazar un antiguo mercado, que fue tiroteado e incendiado durante la Guerra Civil Inglesa, en la década de 1640.
En la esquina justo enfrente al Ayuntamiento, el Old Bank, una construcción realmente bonita y adornada con escenas de las obras de Shakespeare:
A unos metros más allá, nuestra siguiente visita: Shakespeare’s New Place, su casa desde 1597 hasta 1616, año de su muerte. Fue la única casa que él compró y, cuando vivía aquí, era la casa más grande del vecindario y la única con patio. Desafortunadamente la casa familiar fue demolida en el año 1759.
De nuevo teníamos ya la entrada, así que accedimos directamente (aunque he de decir que apenas había gente). Cogimos un folleto con un mapa, gracias al cual fuimos paseando y viendo todos los puntos interesantes de la propiedad. Por ejemplo, el «Globe», cuyo eje atraviesa directamente Stratford-upon-Avon:
La zona conocida como «His Mind’s Eye», cuyas sorprendentes esculturas pretenden expresar la creatividad y genialidad de Shakespeare:
El lugar es precioso, con unos jardines realmente bonitos y la visita fue muy agradable porque la hicimos prácticamente en soledad, pudiendo disfrutar de todos los rincones, hasta de los más escondidos.
Justo antes de salir, entramos en la casa justo de al lado que fue construida alrededor de 1530 y se ha renovado para formar parte de esta visita, y donde, a lo largo de dos pisos, hay una gran exposición sobre la historia de New Place y del tiempo que Shakespeare pasó allí.
A unos pasos de New Place, en la esquina de Chapel Lane y Church Street está The Guild Chapel. Muchas de las partes de esta capilla son del siglo XIII y, según leímos, tiene unas bonitas vidrieras; la pena es que no pudimos entrar porque estaba cerrada (creemos que se estaba llevando a cabo algún tipo de oficio).
Pegadas a la capilla están las Escuelas de Shakespeare (Grammar School), a donde se cree que asistió William cuando era un niño.
Seguimos bajando por Church St hasta Old Town, calle en la que se encuentra otro de los puntos a los que se puede acceder con la entrada combinada que os comentaba al principio. Se trata de Hall’s Croft, que fue la vivienda de Susanna, la hija mayor de Shakespeare, y su marido, el doctor John Hall.
Decidimos no entrar porque se nos estaba haciendo un poco tarde para los planes que teníamos para la hora de comer, así que continuamos por la calle Old Town hasta llegar a una de las «joyas de la corona»: la Holy Trinity Church. Se trata de la iglesia más importante de Stratford-upon-Avon y donde está enterrado el escritor.
¡Preciosa! La entrada es gratuita aunque si se quiere visitar la tumba, hay que pagar £3, cosa que hicimos por supuestísimo.
Ya veis que no es una tumba o un sepulcro para nada llamativo -más bien todo lo contrario-, pero no podíamos estar allí y no visitarla.
Al salir de la iglesia seguimos por el sendero que bordea el río Avon hasta llegar a una de las sedes de la Royal Shakespeare Company.
Nos habría encantado ver una obra allí, pero no teníamos mucho tiempo, así que ni siquiera nos paramos para ver si era posible. Además, era ya la hora de comer y estaba empezando a entrar un poco «la gusa», así que volvimos a las calles más comerciales de Stratford y compramos algo para hacer un picnic en uno de los muchos lugares que hay junto al río.
Y así, provistos de unos sandwiches, patatas y algo de postre, buscamos un sitio bajo la sombra de un árbol y dimos buena cuenta de nuestro almuerzo, pudiendo descansar también de la primera caminata que nos habíamos dado. Al ser domingo estaba llenísimo de gente y era un gustazo estar sentados allí… ¡hasta que llegó Eolo! Pues sí, de repente se levantó un viento brutal que nos hizo recoger las cosas y emprender de nuevo la marcha.
Cogimos el coche y nos fuimos a unos 4 kilómetros al oeste de Stratford, concretamente a visitar Anne Hathaway’s Cottage. Esta pequeña casita de campo (cottage) era el lugar en el que residía Anna Hathaway antes de casarse con Shakespeare. Se dice que esta construcción de paja es uno de los lugares más románticos de Inglaterra, quizás por la idea de que fue aquí donde un joven William cortejaría a la que se convertiría en su esposa.
En la casa se puede aprender muchas cosas sobre la vida de Anne e incluso ver muebles originales, como su propia cama.
Y en cuanto al jardín, al igual que en New Place, pudimos disfrutarlo casi completamente solos; de nuevo nos hicimos con un mapita que nos guió por los lugares más chulos: trails de esculturas, huertos, arboreto,… Naturaleza pura que hace del lugar un verdadero «Jardín de las Delicias».
Cuando salimos del cottage teníamos la opción de visitar la Granja de Mary Arden (hogar de infancia de la madre de Shakespeare), pero ya eran más de las 4:30 de la tarde y la granja cerraba a las 5, así que decidimos dejarlo. Además, teníamos la idea de acercarnos a otra localidad que nos pillaba de paso hacia nuestro hotel: Chipping Campden y como habíamos leído, mientras preparábamos el viaje, que en esta zona a partir de las 5 de la tarde prácticamente cierra todo, no lo pensamos mucho más.
Nos separaban de Chipping Campden unos 20 kilómetros, que hicimos en poco menos de media hora. Al llegar, en la calle principal vimos que había sitio para aparcar, así que allí que dejamos el coche. Podemos dar absoluta fe de que es cierto eso de que los pueblos de Los Cotswolds se quedan vacíos poco más tarde de las 5 de la tarde. ¿Será que se van todos a tomar el té y ya no vuelven? ¡Jaja! En fin, tenedlo en cuenta si hacéis planes para visitar esta zona…
Dando un paseo por el pueblo, si hay algo que llama la atención a primera vista es el Market Hall (muy típico en estos sitios). En este caso se sitúa en el centro de High Street y fue construido en el año 1627 para dar refugio a los comerciantes. Hoy en día, esta construcción forma parte del National Trust (Fundación Nacional para los Lugares de Interés Histórico o de Belleza Natural).
Siguiendo por High St visitamos una tienda sobre la que habíamos leído y que tenía cosas muy chulas: «Frankie Doodle». Afortunadamente, era de las pocas que estaba abierta (igual la única), y allí nos echamos un buen rato cotilleando.
Situada en el extremo norte del pueblo, dimos con la Iglesia de St. James, considerada la mejor iglesia de Los Cotswolds. Tiene una torre de 36 metros de altura y en su interior se halla el tapiz de bronce más grande de Inglaterra, el cual se remonta a la época anterior a la Reforma Protestante.
Desafortunadamente cuando llegamos ya estaba cerrada, así que no pudimos entrar. 🙁 Pero sí que dimos un paseo por sus alrededores.
Muy cerca de la iglesia están las denominadas Almhouses (casas de limosna), con sus tejados a dos aguas, construidas en 1612 por Sir Baptist Hicks, un rico benefactor de Chipping Campden, para ayudar a la gente del pueblo.
Dimos una última vuelta y volvimos al coche para regresar al hotel. Buscamos un supermercado para comprar algo y cenar en la habitación y el único que encontramos que estuviese abierto era en Mickleton; había que dar un pequeño rodeo, pero no nos importaba. Al fin y al cabo las distancias entre las localidades no son grandes…
Nuestro primer día en la campiña había sido todo un acierto y la visita al «pueblo de Shakespeare» nos había encantado. La cosa empezaba bien y había muchos planes por delante. Pero esos, como siempre, en el próximo capítulo. 😉