JAPÓN 2018 – Takaragawa Onsen

Lunes, 04 de Junio de 2018.

Hoy iba a ser una mañana larga en cuanto a medios de transporte que teníamos que usar para llegar a nuestro siguiente destino, pero sin duda, éste merecería la pena. Nos íbamos a pasar una noche a un onsen en plena naturaleza: el Takaragawa Onsen,
situado en la ciudad de Minakami en la prefectura de Gunma.

Una vez hecho el check-out en nuestro hotel de Sendai, nos dirigimos a la estación, desde donde saldría nuestro tren a las 08:39 de la mañana. Procuramos llegar con tiempo para desayunar y comprar algo de comida, por si nos daba el hambre durante el viaje, así que madrugamos un poquito.
A su hora en punto -como siempre- salía el shinkansen Yamabiko hacia Omiya (Saitama), donde hicimos transbordo y tomamos otro tren bala (el Max Toki) hasta la parada final: Jomo-Kogen. Allí llegamos a las 11:22 de la mañana, así que el total, con el tiempo de espera entre un tren y otro, fue de algo más de 2 horas y media.

Cuando hicimos la reserva para el onsen, nos pusimos en contacto con ellos por varios motivos: el primero era el tema de mis tatuajes; tengo dos chiquitines en los brazos, pero quería estar segura que, una vez allí, no me impidieran la entrada a los baños -con respecto a esto no hubo ningún problema porque, al final, ni siquiera me los tapé como me habían dicho en su correo de respuesta-.
El segundo motivo, fue para reservar el trayecto de autobús gratuito con el que te recogen para llegar hasta allí; para ello, les indicamos la forma en la que íbamos a desplazarnos -especificamos el horario de los trenes- y quedaron en recogernos en la salida este de la estación de Jomo-Kogen a la 1 de la tarde. Es importante hacer esto porque los buses los mandan directamente desde el onsen y lo tienen a horas muy específicas.

Total, que teníamos aún una hora y media por delante hasta que vinieran a recogernos, así que aprovechamos para comer algo de lo que habíamos comprado. ¡Y menos mal que lo llevábamos! Porque en la estación no hay prácticamente nada… por no decir nada en absoluto.
Algo antes de la 1 llegó nuestro conductor con un minibús con el que nos llevó al Takaragawa, un trayecto que dura aproximadamente una hora, por un paisaje que cada vez se va haciendo más y más verde, hasta que llegamos al onsen, que aparece de pronto ante nuestra vista, sin nada alrededor: solamente un río, árboles y los edificios del propio establecimiento.

Takaragawa onsen 1
entrada Takaragawa onsen

Al entrar, dejamos nuestros zapatos en la entrada (y así se iban a quedar hasta nuestra salida al día siguiente) y nos acompañaron a una pequeña mesa, donde al rato llegó un señor, se sentó con nosotros, nos dio unos folletos y nos explicó las normas, los horarios, dónde estaban los distintos lugares del onsen… en fin, todo lo que necesitábamos saber durante nuestra estancia allí.
Nos dejó un rato también para escoger los yukatas -los hay de distintos tipos y medidas- y, para mí, una especie de vestido corto, tipo saco con tirantes, que podría llevar a la hora de entrar en los baños (este «saco» sólo se lo dan a las chicas que se hospedan en el onsen; las mujeres que vienen de fuera a bañarse, entran desnudas, al igual que los hombres).
Una vez provistos de todo lo necesario, nos acompañó a nuestra habitación. Nosotros habíamos pedido una de estilo japonés, con baño y situada en el Edificio Este, con vistas al río. También hay de otro tipo, y las tarifas varían según el edificio y el tamaño de las mismas. Eso sí: el régimen tiene que ser en media pensión -si no llevas vehículo-, porque alrededor ya os digo que no hay NADA.

(NOTA: Como viene siendo habitual en este viaje, y todavía seguimos preguntándonos el porqué, no tenemos fotos de la habitación. Es un misterio que pondremos en conocimiento de Iker Jiménez… Podéis ver las fotos en la web del onsen)

Como característica principal del Takaragawa Onsen Osenkaku -así es su nombre completo- es que es un onsen mixto, es decir, que hombres y mujeres comparten baños, aunque bien es cierto que hay uno sólo para mujeres (que yo no usé, he de decir), el llamado «Maya». El resto de rotenburo (onsen al aire libre) son usados tanto por chicas como por chicos.
Una cosa para aquellos que seáis un poco tiquis-miquis: no tengáis vergüenza alguna; allí todo el mundo va a su aire y no se fija en la desnudez de la persona que tiene al lado, tanto si es hombre como mujer. La gente va allí a disfrutar del relax y el descanso que proporciona este lugar, y lo que menos importa es si le ves el culo o no a tu vecino. De verdad, os lo prometo.

En fin, con todas estas premisas os cuento un poquito lo que hicimos una vez instalados en nuestra enorme habitación. ¿Pues qué íbamos a hacer? ¡Irnos a los baños!

El onsen es enorme y tiene diversos edificios, como os decía antes, pero no hay riesgo de perderse porque te vas encontrando mapitas como estos por todos los sitios:

mapa Takaragawa Onsen 1
mapa Takaragawa Onsen 2
Habiéndonos centrado ya más o menos, lo primero que fuimos es a lavarnos a los baños -estos separados por sexos-. Ya sabéis que antes de entrar en el rotenburo o en cualquier otro baño público, hay que ir bien limpitos, así que hicimos uso de ellos para salir impecables y poder meternos ya a disfrutar de lo que prometía un relax brutal. Estos son los baños que usamos:

baños públicos del Takaragawa Onsen

Una vez listos, emprendimos camino hacia el primer rotenburo que íbamos a probar.

Lidia en interior del Takaragawa Onsen
Para llegar a ellos, hay que cruzar este puente…

puente del Takaragawa Onsen 1
… y luego seguir por las escaleras hacia abajo…

escaleras del Takaragawa Onsen

exterior del Takaragawa Onsen 1
exterior del Takaragawa Onsen 2
A partir de aquí ya no se pueden hacer fotos, como os podéis imaginar, así que dejamos nuestras cosas en los vestuarios que hay en cada rotenburo y nos dedicamos a ir probándolos todos, quedándonos en los que más nos gustaban más rato… ¡aunque nos gustaron todos! ¡Qué relax! Además, tuvimos suerte que apenas si había gente, con lo que en muchos de ellos estábamos solos. Todo un privilegio.
Eso sí, el agua estaba tan caliente, que yo a veces tenía que salir y sentarme en las rocas, porque me bajaba tanto la tensión que me daba algún que otro mareo;  y es que yo suelo tener la tensión baja.

Se acercaba ya la hora de la cena, así que decidimos salir un rato antes para de nuevo hacer alguna foto por los alrededores. Hay tantos rincones bonitos y las vistas son tan espectaculares, que uno pierde el gusto. Y, para muestra, un botón:

Takaragawa Onsen 1

Takaragawa Onsen 2
Takaragawa Onsen 3
Takaragawa Onsen 4

Takaragawa Onsen 5
Takaragawa Onsen 6

Takaragawa Onsen 7

Takaragawa Onsen 8
En fin, creo que estas fotos dan más o menos una idea del lugar, ¿no os parece? 😉

Después de tirarnos un buen rato con las fotos, fuimos a ducharnos y cambiarnos a la habitación, para bajar a cenar. La cena era tipo buffet y no puedo decir que fuera mala, pero tampoco de las mejores que hayamos tenido en este viaje.

En fin, lo que a nosotros nos interesaba era acabar rápido para, de nuevo, volver a disfrutar de los rotenburo. Esta vez de noche y solos. ¿Qué más podíamos pedir para este día? Descanso y relax, que nos venía estupendamente para afrontar los días finales de esta aventura viajera.